Lugar de uno de los centros religiosos más masivos a nivel mundial, este territorio del Oriente Medio nos ofrece un tremendo aporte tanto por el desarrollo de las ciencias y tecnologías, como de su influencia para la música. Un país con un poco más de 70 años de existencia como Estado independiente, y que ha logrado un impacto notorio en la comunidad internacional. Esto y más, en una nueva edición de Punto Cero.
Por María José Milla
Ubicado al este del Mar Mediterráneo, Israel es un país que alberga en su capital, Jerusalén, uno de los centros de peregrinación más importantes del mundo, que incluyen religiones como el cristianismo, judaísmo y el islam, aunque sería el segundo el que, precisamente, la que sirve de base para su conformación como nación independiente, a mediados del siglo XX.
Es en este país donde el judaísmo contiene a la mayor cantidad de judíos en el mundo. Su importancia en Israel es tal que, en festividades, como el Yom Kipur, la sociedad prácticamente se paraliza para conmemorar este evento tan sagrado para ellos. Pero debido a su carácter masivo, esta se ha visto afectada por la actual pandemia del coronavirus. Aún así, otros ritos como el Sabbath o la lectura de la Torá han logrado adaptarse a este nuevo contexto
Y debido a su importancia histórica y cultural, ha sido un lugar muy llamativo para la actividad arqueológica. Gracias a ella, se puede establecer vínculos entre los descubrimientos recientes junto con los relatos bíblicos, desde su período como reino del mundo antiguo, junto con las posteriores dominaciones persas y romanas, hasta su época influenciada por la expansión del islam
Israel también se ha caracterizado por sus tremendos aportes a las ciencias y a las tecnologías, a tal punto que este país tiene cuatro premios nobel en esos campos, como Abraham Hershko y Aharon Ciechanover. Además de ser uno de los precursores de varios avances en materia digital, como la invención del USB, que lograron facilitar nuestra vida diaria.
Por otro lado, Israel ha sido albergue de respetados exponentes de la música clásica, como Leonard Bernstein e Itzhak Perlman, y donde también hubo espacio para la música pop, como las cantantes Ofra Haza, en la década de 1990, y Yael Naim, en el actual siglo.