Un gran grupo de venezolanos que viven con VIH migró de su país a Chile, en busca de mejores oportunidades. Entre ellos Ángel Rojas y Franyer González, que debido a la incertidumbre sanitaria y económica decidieron salir de su país.

Por Nicolás Cortés y Ronit Yapur

La crisis migratoria Venezolana producto de la falta de medios económicos, sumado a paupérrimas condiciones sanitarias que no permitían una adecuada calidad de vida, tuvo como consecuencia la salida de un significativo grupo de venezolanos seropositivos a Chile, debido a la incertidumbre de cómo esto afectaría a la entrega de sus  medicamentos y mejores condiciones de vida.

En un informe epidemiológico entregado por Onusida, en el año 2018, se advirtió del preocupante aumento de nuevos casos de VIH en Chile, en el cual el país se posicionó entre los diez países del mundo con mayor aumento del virus.La subsecretaría de Salud Pública, Paula Daza, aclaró que efectivamente ha habido un aumento de personas confirmadas con VIH, y dentro de ese contexto, un 36 por ciento de los afectados son extranjeros. Ahora los que muestran mayor índice de frecuencia son las personas que vienen de Venezuela; los segundos son de Haití; y luego, quienes vienen de Colombia.

De este modo, el mayor colectivo inmigrante con VIH Sida en Chile, según datos de diciembre de 2018, la población venezolana lideraba los números con 682 (36,4 por ciento). Los haitianos y los colombianos representan un 28,6 por ciento y un 11,2 por ciento de estos nuevos casos, respectivamente.

En 2019, el ministro de Salud, Emilio Santelices, en un punto de prensa respecto al alza en el número de nuevos casos diagnosticados de VIH en Chile, señaló que la cifra sería porque: «Han venido extranjeros con VIH, y por ello se incrementó la cifra de pacientes». 

Entonces el Instituto de Salud Pública (ISP) reconoció que en 2018 los casos de personas enfermas fueron de 6.430, cifra récord para un año. Hubo un aumento del 10,6 por ciento respecto de los 5.817 informados durante 2017 y se duplicaron en comparación con los detectados en 2010, que en ese entonces era de 2.928. Para explicar el aumento, el secretario de Estado sostuvo que hay un cambio en el comportamiento epidemiológico y dijo: “Cuando uno desagrega esta cifra, puede encontrar que la mayor parte de estos pacientes son pacientes extranjeros.Su comentario generó críticas, y los especialistas en el área lo desestimaron.

El doctor Alejandro Afani, director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, aseguró que la inmigración de VIH positivos venezolanos supuso el aumento de los seropositivos inmigrantes en el país, pero no se relaciona con el drástico crecimiento de nuevos diagnósticos. “Sería caer en un mensaje errado y discriminatorio (…) En Chile sigue aumentando y eso se debe a otros factores que van más allá de los nuevos inmigrantes.”

Los dichos del encargado de la cartera de Salud sirvieron como argumento para aquellos que estaban en contra de la migración, quienes sostenían que la población extranjera venía a copar el sistema de salud público del país. Pero la memoria es frágil, señala el periodista Juan Luis Salinas, experto en VIH.

En Chile los inmigrantes deben seguir el mismo proceso que los nacionales para iniciar el tratamiento. Aunque el migrante tenga el examen de confirmación del virus realizado en su país o que ya haya iniciado su terapia antirretrovirales desde hace años, deben realizarse un nuevo test de confirmación serológica. Para después ser derivados a un hospital, donde inician sus controles.

Gracias a que en Chile existen normas y decretos que protegen el derecho a la salud de las distintas comunidades migrantes pueden acceder al tratamiento, incluso quienes están en situación irregular. Por lo que estar indocumentado en el país no es impedimento para la prevención y detección. Tal como se muestra en la siguiente infografía, que orienta respecto al acceso del sistema de salud público chileno para migrantes: