Fuente: Diario Financiero |

La rutina se valora cuando la perdemos: esa ha sido una de las principales enseñanzas que la pandemia nos ha dejado a todos. ¿Un café en tu local favorito? ¿Un completo al almuerzo? Todas esas tradiciones, a veces inconscientes, se desvanecieron. Los cocineros, meseros, chefs y administradores, ante la escasez de comensales, intentan reimaginar su trabajo y de paso planificar un futuro post-pandémico. 

Por María Victoria Agouborde y Cristian Paulsen

Franquicias como McDonald´s, Burger King o Papa John´s la tienen fácil: despedir a unos cuantos empleados, cerrar algunas de sus miles de sucursales, los reales afectados son otros: los restaurantes, confiterías o picadas clásicas: negocios familiares que, en caso de cerrar, no solo serían una pérdida económica, sino también cultural.

El IMACEC de Julio mostró que la gastronomía fue uno de los sectores más golpeados por la crisis derivada de la pandemia, el INE publicó ese mismo mes las cifras de desempleo: un histórico 48,5% para el sector de “alojamiento y gastronomía”. Entendiendo el duro momento de los locales clásicos, nos contactamos con la Confitería Central de Temuco y el Café 2001 de Villarrica: paradas obligatorias de sus ciudades, negocios familiares que se niegan a desaparecer.

Imágenes: confiteriacentral.cl e Instagram «Cafe Bar 2001»

Sol Fernández, dueña del Café 2001:

Marcelo Monje, dueño de la Confitería Central:

¿Qué está en juego ante un posible cierre? Esa cultura del día a día: los espacios del Café 2001 de Villarrica, por ejemplo, tenían una gran particularidad que atrae constantemente al público: su colección de llaveros, que data desde los años 80 y que empezó de manera espontánea cuando la madre de Sol Fernández, dueña de 2001, llevó su propia colección al local y los clientes les comenzaron a dejar los suyos. Actualmente son cientos de llaveros de diversa índole los que cubren las paredes. La comida puede llegar por delivery, pero la experiencia no es la misma.

Clásicos del 2001 de MARÍA AGOUBORDE

Imágenes de Instagram «Cafe Bar 2001»

Volviendo a la Confitería Central de Temuco: este local, el más antiguo que queda en la capital de la Araucanía, lleva 72 años funcionando y ha pasado por todas las crisis de los últimos tiempos. Parte del personal lleva más de la mitad de su vida trabajando ahí. Una de las integrantes de la “familia” de la confitería es Nancy Higueras, quien comenzó a trabajar en La Central en 1982, cuando tenía 28 años. 

Los imperdibles de la Central de MARÍA AGOUBORDE

Imágenes de Facebook «confitería central temuco»

A Nancy le asusta la situación actual, asegura que: “Si la confitería sigue así, la van a cerrar”. En esta situación crítica, la estabilidad de la gastronomía depende de la ayuda de sus clientes, pero el llamado a que el Estado ayude a solventar la crisis se hace más fuerte cada día. En agosto, la Asociación Chilena de Gastronomía (ACHIGA) creó el hashtag #7MedidasParaLaGastronomía: el poder legislativo aún no toma en cuenta este petitorio, que se hace cada día más urgente para los trabajadores del rubro.

#7MedidasParaLaGastronomía de MARÍA AGOUBORDE

La cultura del día a día está en riesgo: Clientes y trabajadores de la Confitería Central de Temuco y el Café 2001 de Villarrica nos cuentan cómo la vida ha girado en torno a estos locales clásicos: anécdotas, curiosidades y momentos difíciles han sido el acompañamiento más importante de los completos, galletas o helados de máquina que ofrecen. Toca «reproducir» en el botón de abajo para escuchar el reportaje “Negarse a desaparecer” y conocerás más sobre estas historias.

 Si quieres conocer el Café 2001 o la Confitería Central de Temuco después de la cuarentena, aquí tienes un mapa con la ubicación de cada uno: