Apareció una nueva arista en el conflicto que atormenta a la Iglesia Católica, ya que se dieron a conocer nuevos antecedentes de abusos, y es que el obispo de Rancagua, Alejandro Goic, se vio obligado a reaccionar luego de que salieran a luz negligencias dentro de su diócesis.
El viernes recién pasado, 34 obispos del país dejaron el futuro de sus cargos en manos del Papa Francisco. Esa misma noche T13 mostró en las pantallas de todo Chile los encubrimientos que se han mantenido durante décadas en la diócesis de Rancagua. 17 sacerdotes han sido acusados frente a Monseñor Goic sobre la existencia de una cofradía que se hace llamar “La Familia” en la que abundan las prácticas de abuso a menores.
Juan Carlos Claret, vocero de Laicos de Osorno, reacciona frente al mecanismo utilizado para las investigaciones de acusaciones dentro de las diócesis. «Aquí hay un sistema que no solamente permite el abuso, sino que también no da abasto a la hora de hacerse cargo de las víctimas», dijo Claret.
Frente a la exposición luego del reportaje. Monseñor Goic suspendió a 12 sacerdotes mientras se investiga la veracidad de los hechos. Los curas pertenecientes a la diócesis de Rancagua, según señaló hoy el Fiscal Nacional, Jorge Abbott, están siendo investigados desde antes que se conocieran las denuncias difundidas en el reportaje televisivo.
Desde la agrupación Voces Católicas, la vocera Soledad Errázuriz, comentó el dolor que sienten como fieles de la Iglesia Católica a estas constantes prácticas, a las cuales califica de delitos. «Duele que los niños sean víctimas de abusos por parte de personas a quienes se les entrega la confianza para educarlos», expresó.
Esta tarde, se reunió la Conferencia Episcopal con el fin de tratar la serie de temas polémicos que envuelven a la Iglesia chilena. En la ocasión, los obispos tuvieron palabras para la “Cofradía de Rancagua”, organización que, según el reportaje de Canal 13, operó durante cerca de diez años y tuvo por objetivo silenciar el comercio sexual que distintos párrocos de la zona mantenían con adolescentes. Frente a esto, el obispo Fernando Ramos indicó que estos son “hechos inaceptables”. “No es competencia plenamente de la Conferencia Episcopal conocer de eso, pero lógicamente sí es nuestra obligación solidarizar para que se adopten todas las medidas necesarias para evitar y desterrar ese mal de la Iglesia”, afirmó, por su parte, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González.
La presión sobre las autoridades católicas del país se sigue acumulando. Las denuncias han traspasado las fronteras y el Papa Francisco no se ha mantenido ajeno a lo que sucede en el país.
Aún se está en expectativas sobre la decisión del Vaticano frente a las renuncias presentadas por las autoridades eclesiásticas chilenas.