Sobre el bienestar, su visión del Estado y de las instituciones que se deben formar, estuvieron conversando cinco constituyentes electos en Módulo 2. Concuerdan en que es necesario reconocer a la ciudadanía de todas las personas como iguales y dejar atrás las brechas e injusticias.

Por Florencia Cabello

Ha pasado casi un mes de las elecciones para decidir quienes escribirían la nueva Constitución de Chile y los 155 constituyentes electos se están preparando para comenzar a redactar la nueva Carta Magna. Módulo 2 conversó con cinco constituyentes, Juan José Martin del distrito 12 (independiente), Constanza Schonhaut Soto del distrito 11 (Convergencia Social), Cristina Dorador del distrito 3 (independiente), Benito Baranda del distrito 12 (independiente) y Dámaris Abarca del distrito 15 (independiente), quienes conversaron sobre el concepto de bienestar y cómo planean asegurarlo en la Constitución.

De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) bienestar es “el conjunto de cosas necesarias para vivir bien”,  definición que para Juan José Martin, es demasiado ambigua. El constituyente electo declaró que “no es necesariamente el derecho al bienestar, sino mas bien el entendimiento y la búsqueda del bienestar a través de estos otros derechos sociales y ambientales”. Por su parte, Constanza Schonhaut lo define como “la idea de dignidad, en cuanto la entendemos como el respeto humano, el reconocimiento y la garantía de derechos y libertades que permitan el desarrollo pleno de las personas y sus proyectos de vida”. Mientras que Dámaris Abarca lo explica como la existencia de “cuestiones mínimas garantizadas para todas las personas, para que, en el ejercicio de su propia identidad y autonomía, puedan desarrollarse y desenvolver sus proyectos de vida”. Estando todos de acuerdo en que para esto es necesario satisfacer derechos fundamentales como la educación, vivienda, salud, entre otros.

En relación a las falencias que posee la actual Constitución, Cristina Dorador y Benito Baranda la encuentran principalmente en la proclamación de un Estado subsidiario. Ambos concuerdan en que esta genera desigualdad, desprotección y no ayuda al desarrollo personal, sino al contrarío: acentuó las desigualdades y la segregación social.

Ante esto, los constituyentes ya mencionados buscan modificar e integrar ciertos asuntos en la futura Constitución, coincidiendo en diversos aspectos. Juan José Martin propone un Estado plurinacional, interculturalidad, descentralización del territorio, modernizar las instituciones del Estado y llevarlo a uno semipresidencial, entre otras cosas, pero todo esto, desde el ecocéntrismo, es decir, un sistema de valores centrados en la naturaleza.

 

Para esto, Martín propone la creación de dos nuevas instituciones que intercedan por los derechos humanos y los de la naturaleza. La primera sería una Defensoría del Pueblo que abogue y promueva los derechos sociales, así como lo hace el Instituto Nacional de Derechos Humanos, mientras que la segunda sería “su símil en materia ambiental, una Defensoría de la Naturaleza que se dedique a la garantización y promoción de los derechos ambientales”, las cuales no dependerían del poder ejecutivo, sino que serían totalmente autónomas para que así “se respeten todas las formas de vida”.

En la misma línea, Cristina Dorador, desde una Constitución ecocéntrica y un Estado solidario, da prioridad a lograr que “se fortalezca la función pública” y que a través de diversos derechos se garantice el acceso y calidad de la vivienda, salud, educación y la vida sin violencia.

 

Constanza Schonhaut visualiza al Estado de manera similar, pero lo llama Estado cuidador, uno que “cuida de las personas, las comunidades y el medioambiente (…) a través de un sistema de seguridad social robusto que asegure condiciones dignas de vida desde el momento del nacimiento hasta la muerte”. Para ella, es el Estado el que debe velar por los cuidados que “históricamente han asumido las mujeres”. Añade que es necesario comenzar a crear soluciones colectivas y que debemos dejar atrás el individualismo, “así construimos condiciones estructurales para el libre desarrollo de las personas y el fortalecimiento de los vínculos sociales”, coincidiendo con los pensamientos de Baranda y Dorador.

En particular, Baranda cree que lo principal es que los derechos se enuncien “de una manera correcta para que estos de verdad sean garantizados”. Esto en el marco de un Estado social, democrático y de derecho.

Para Dámaris Abarca lo esencial es “avanzar en el reconocimiento de todas las personas iguales en la diferencia”, que ningunos de los grupos marginados históricamente continúen así, por lo que es necesario avanzar en los derechos de mujeres, niños, niñas, adolescentes y disidencias sexuales, estableciéndolos como sujetos de derechos. Esto sumado al reconocimiento de un Estado plurinacional, multicultural y diverso, creando nuevos derechos como el derecho a la cultura, deporte y las ciencias.

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