Por: Camila Fox con Información de Camila González y Tania Contreras
Nuevamente los estudiantes de arquitectura de la Universidad de Chile hacen ruido, luego de una amplia votación en la facultad, las actividades se han paralizado indefinidamente. Uno de los temas más importantes es la salud mental y la carga académica.
En la tarde del 18 de abril se realizó una manifestación que sorprendió a los transeúntes que pasaban por Portugal afuera de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Los jóvenes vestían de negro y en sus manos sostenían pancartas que decían “He pensado seriamente en suicidarme”, “No quiero sentir ansiedad en cada entrega”, entre otras frases.
Foto: Camila González
El motivo era la sobrecarga académica que dicen sufrir en su carrera. Pocas horas para dormir, aún menos tiempo libre o instancias para estar con sus familias, son algunas de las acusaciones que lanzaron en contra de una malla curricular que, aseguran, hacer caso omiso de su salud mental y, aún menos, del cuidado de su bienestar personal.
Estos son problemas que la Universidad conoce hace mucho tiempo, según cuenta Francisca Skármeta, presidenta del Centro de Estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Chile. A pesar de que cambiaron la malla hace 4 años, no se ha corregido la problemática de fondo.
Este año se realizó la Primera Encuesta Nacional de Salud Mental Universitaria, la cual arrojó cifras alarmantes. Una de ellas es que el 46% de los estudiantes muestra ansiedad y el 54% padece de estrés.
Según la psicóloga estudiantil de la Universidad de Chile, Andrea Cruzat, no son solo las presiones sociales y auto exigencias las que llevan a los estudiantes a recurrir a tratamiento de salud mental por estrés, crisis de pánico, depresión u otras afecciones. También influye la forma en la que las carreras diseñan sus planes curriculares.
Después de la viralización de las imágenes de la manifestación, muchas voces surgieron. Aunque la postura de los alumnos fue bastante aplaudida a través de redes sociales, otros cuestionaron la legitimidad de sus demandas.
El ex rector de la casa de estudios, Luis Rivero, se manifestó a través de Twitter. Asegurando que los estudiantes no tenían noción del sacrificio que conllevaba obtener un título de la Universidad de Chile.
Opiniones como estas son comunes en ex alumnos como Hugo Pereira, quien egresó en el año 1977 de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile.
Según los estudiantes, cada año se van descubriendo falencias de la nueva malla relacionadas con sobre exigencia por parte de los talleres.
Los jóvenes realizan entre cinco y ocho cursos de forma semestral. Además, tal como asegura Skármeta, la carrera de arquitectura es una de las que pasa más horas en aula, entrando a clases a las 9 de la mañana y saliendo a las ocho y media de la noche, hora que se puede extender.
Desde la casa de estudios están completamente conscientes del problema, según la información entregada a Acceso Directo, desde diciembre del año pasado están realizando un catastro para conocer la real percepción de los alumnos respecto a las horas en el aula.
El Jefe de Carrera de Arquitectura, Juan Pablo Urrutia, recalcó que la escuela está trabajando para resolver esta preocupación del estudiantado.
El reclamo de los estudiantes ha generado un remezón a nivel nacional, y ha instalado una problemática que muchas veces se ha postergado: la salud mental.
A raíz de todo lo ocurrido y las consecuencias que se han ocasionado, tanto dentro como fuera de la universidad, fueron varias las facultades que se movilizaron y paralizaron por estas demandas.
Lo más importante ahora es fortalecer la salud mental de los estudiantes. Tal vez no se va a disminuir la carga académica, pero los profesores sí serán más conscientes de que los tiempos y las condiciones en las que solicitan los trabajos, no son los adecuadas.
La facultad espera que el próximo semestre, se puedan resolver los problemas con la malla curricular y la modalidad de los talleres, en función de los resultados de la investigación que están realizando. A la vez, hacen un llamado a acudir a salud estudiantil en caso de que sea necesario.
Para lograr una malla curricular adaptada a una generación que nació entre 1995 y 2001, más consciente y democrática que sus predecesoras y con nuevos estándares de bienestar mental y necesidades vitales.