Imagen: Frecuencia Cruzada
Valentina Montenegro Molina es actual delantera del equipo femenino de Universidad Católica y estudiante de Odontología en la Universidad de Chile. Con 24 años, la cruzada compatibiliza su quinto año de carrera con entrenamientos diarios en el Club ubicado en San Carlos de Apoquindo. Valentina es originalmente de Los Andes, lugar donde aún vive su familia y que visita los fines de semana que no tiene partido. Durante la semana su hogar es la capital santiaguina. Hoy, la futbolista que viste el número 15, nos cuenta un poco de su historia en el club y de lo que más le gusta de él, sumado a sus desafíos y proyecciones.
Por: Trinidad Riobó
¿Cuando decidiste comenzar a dedicarte al fútbol de manera profesional?
Decidí comenzar a dedicarme al fútbol de manera profesional cuando me cambié de deporte. En el 2018 comencé jugando futsal, y el 2019 comencé con fútbol, dedicándome oficialmente a este deporte.
¿Qué ha sido lo más difícil de unirte a este deporte?
Lo más difícil ha sido congeniar con los estudios, de repente es súper difícil con la demanda del estudio y el entrenamiento diario. El equilibrio entre ambas cosas me quita harto tiempo para organizarme.
¿Qué te motivó a entrar al club Universidad Católica? ¿Qué significa el club para ti?
El 2019, fui a ayudar a un amigo a hacer unas prácticas en una clínica deportiva que iba a realizar el Real Valladolid en las canchas de San Carlos con las categorías inferiores de diferentes clubes. Me metí a ayudar a mi compañero mientras jugaba con los niños que estaban entrenando en la clínica. Cuando salí, me habló un señor y me dijo algo como “somos representantes de jugadoras de fútbol femenino, ¿no te gustaría considerar meterte a un club a jugar?”. En ese momento me pilló desprevenida, de sorpresa. Recién el año pasado me había cambiado del futsal y empezado con el fútbol, además de la universidad. Creí que iba a ser mucho. Pero después me volvieron a hablar; un entrenador de la Católica, de los hombres. Me habló por whatsapp, se había conseguido mi número con el mismo amigo. Hablamos un viernes, me preguntó si quería ir el mismo martes de la semana que seguía a probarme para el equipo de la Católica. Lo conversé con mi familia, estaba preocupada por los tiempos, pero mis papas me dijeron que por algo estaba pasando, por algo me habían hablado. Me dijeron que le diera no más. Esa fue mi llegada a Universidad Católica. Ese mismo martes me abrieron las puertas y desde ahí que el profe me ha enseñado muchas cosas.
El club para mí significa oportunidad.
¿Qué es lo que recibe más críticas del sistema, en vista de que está mayoritariamente orientado al fútbol masculino?
Lo que más criticamos del sistema es la visibilidad. Obviamente el fútbol masculino tiene muchos años más de historia, pero el fútbol femenino mientras más se haga visible y mientras más apoyo le den, también generará historia. Historia que viene haciendo de manera silenciosa. Le falta apoyo, vamos bien, cada vez mejor, pero falta mucho apoyo.
¿Qué es lo que más te gusta de ser parte del equipo y de dedicarte al deporte que te apasiona?
Lo que más me gusta de ser parte del equipo es que todas estamos trabajando por un mismo objetivo. Además que por un lado nos sentimos en una zona de confort, las demás están haciendo lo que más les gusta y apasiona, como a mi, entonces es un sentimiento compartido. Compartir algo que nos gusta a todas por igual. Es bacan.
¿Cuáles son tus proyecciones para este segundo semestre dentro del club?
Nuestras proyecciones son quedar dentro de las ocho primeras. Nos quedan dos partidos, estamos en un break de un mes más o menos, pero los dos partidos que quedan son súper importantes. Esperamos ganar y quedar dentro de las ocho primeras como proyección a corto plazo. La primera fecha es el sábado 7 de agosto contra O’Higgins y la segunda contra Huachipato el 14 del mismo mes.