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Este 13 de octubre se cumple una década del rescate de los 33 trabajadores de la mina San José que quedaron atrapados por 69 días tras un derrumbe en la mina de la región de Atacama. La experiencia que fue transmitida en vivo y cubierta por más de 2 mil periodistas de todo el mundo, tuvo un impacto mediático tal que fue comparado con la llegada del hombre a la Luna.
Por Francisca Muñoz
Hace 10 años más de un millón de espectadores siguieron en vivo una hazaña nunca antes vista por televisión: sacar desde 622 metros de profundidad a 33 mineros que quedaron atrapados por 69 días tras un derrumbe ocurrido en la Mina San José en la región de Atacama.
A las afueras del yacimiento, el Campamento Esperanza -creado por María Segovia, hermana del minero atrapado Darío Segovia, con el fin de exigir a las autoridades que rescataran a los mineros con vida- albergaba a 3.500 personas, siendo 2.000 de estos periodistas de todas partes del mundo, quienes esperaban transmitir el desenlace de la historia. El impacto mediático fue comparado con la llegada del hombre a la luna.
A manos de personas capacitadas, la cápsula Fénix, con un peso de 450 kilogramos y una altura de 4 metros, fue la encargada del rescate. Manuel González, un experimentado rescatista voluntario y trabajador de la mina El Teniente, fue el primero en descender, tardándose 17 minutos en reunirse con sus colegas atrapados. “Viví el parto de mis dos hijos y esa fue una de las sensaciones especiales que sentí cuando llegué ahí abajo, una sensación de alegría y de ansiedad. Soy bien sentimental y tuve que ponerme firme para no quebrarme”, relata González a la agencia AFP desde su casa en la ciudad de Rancagua.
A pesar de que hubo un derrumbe al poco tiempo de iniciado el rescate, todos los mineros pudieron salir de la mina: El primero en ser rescatado fue Florencio Ávalos y el último Luis Urzúa, jefe de los turnos, quien sólo tardó ocho minutos en salir. Manuel González y los otros cinco rescatistas esperaron unas horas al interior del yacimiento antes de dar por finalizada la exitosa operación.
Luego del incidente los mineros recibieron reconocimientos, invitaciones, homenajes y entrevistas en diversos lugares. Pasearon por Disney, Hollywood, el Vaticano y el estadio de Manchester United, entre otros lugares. La historia fue tan mediática que incluso desde Hollywood realizaron una película -protagonizada por Antonio Banderas- que retrataba los días vividos por los mineros encerrados bajó la San José.
Pero los reconocimientos no duraron para siempre y la fama tampoco. «Viene un 5 de agosto y todos se acuerdan, todos preguntan, pero pasamos 364 días al año en que nadie se acuerda de cuál es la situación de los 33 mineros. Vendrá el año número 11 y nos van a preguntar lo mismo, quedará el último minero vivo y le preguntarán lo mismo», relato Luis Urzúa a la BBC.
Los mineros aseguran cedieron sus derechos a unos abogados que representaban al estudio Carey, para la realización de la película y de un libro, pero dicen que perdieron los derechos de su propia historia. «Nosotros sabíamos que las luces se apagan. A nosotros nos estrujaron por completo en la parte legal, con nuestra historia de vida. Nuestra historia es muy bonita, construimos una hermandad bajo tierra por 70 días, donde vimos de cerca la muerte. Hoy tenemos una película, un libro, pero nunca supimos lo que pasó con eso. Además, la película tampoco refleja lo que realmente vivimos», asegura Luis Urzúa.
Nueve de los 33 mineros interpusieron una querella en contra de sus antiguos abogados por estafa calificada, apropiación indebida y contrato situado en perjuicio, la cual todavía no tiene una sentencia. Además, los abogados del estudio Carey afirmaron que la acción judicial no tiene ninguna base legal y que el trabajo se ejecutó cumpliendo las condiciones pactadas.
La compensación por parte del Estado tampoco llegó. En 2011, 31 de los 33 demandaron al Estado de Chile por negligencia en los permisos para el funcionamiento de la mina, es decir, al Sernageomin, a la Dirección del Trabajo y al Servicio de Salud. En 2018 se resolvió a favor de los mineros y la indemnización que tuvieron que haber recibido ascendía a 80 millones de pesos cada uno. Sin embargo, hoy, a 2 años del dictamen, no se ha podido ganar la batalla pues por la pandemia todavía no se tiene fecha.
Desde hace 5 años que Jorge Galleguillos, uno de los mineros atrapados, se encarga de hacer tours en la mina San José y el Campamento Esperanza. «Los turistas y yo nos emocionamos juntos. Estar en la mina y recrear todo lo que sucedió es como hacer un homenaje a los cerebros que estuvieron allá», afirma. Así, Galleguillos busca preservar la historia que tiene el lugar, contando los hechos que él vivió.