Imagen: Ramón Campos |

Por la pandemia fueron canceladas todas las fondas y los eventos dieciocheros. No habrá pebre cuchareado, juegos compartidos o un pie de cueca multitudinario. Sin embargo, el folclore no se detiene. La fiesta presencial fue cambiada por clases online de danza y las fondas virtuales

Por Rocío González T. 

“Para quien se dedica a la danza y a la música, es fanático de esto. Es como que nos falta el aire cuando no nos podemos mover”, explica Pedro Gajardo, director del Ballet Folclórico de Chile. En años anteriores, durante esta fecha, el Bafochi estaría retornando de una gira por Europa. Sin embargo, recién la semana pasada se volvieron a encontrar físicamente: están ensayado tres veces a la semana en el Parque Inés de Suarez, gracias al desconfinamiento de Providencia. Los meses anteriores se reunían virtualmente en Zoom y sus parejas de baile eran sillas o escobas. 

Durante este tiempo han aprovechado la modalidad online para generar nuevas alianzas alrededor del mundo. Una vez a la semana, la compañía le enseña folclore chileno al Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, quienes en cambio le muestran sus propios bailes nacionales. Además, el Bafochi realizará un programa latinoamericano junto a universidades de México y España para certificar a todas las personas interesadas en la danza. “Hemos hecho una invitación a todo el mundo relacionado con la salud de nuestro país. Van a ser alumnos preferenciales para nosotros”, agrega Gajardo. 

Por otro lado, la academia Bafochi nunca dejó de dar clases. A pesar de la distancia física, Gajardo comenta que los profesores han logrado disciplina y establecer un vínculo cercano con parte de los estudiantes. Todos los años, durante septiembre, enseñan el baile nacional y aún en pandemia, en 2020 no hicieron la excepción. “Antes, por el espacio físico, podíamos tener 20 a 40 personas en un horario, ahora tenemos miles. Los inscritos son miles, pero miles. Adecuamos y recreamos un sistema especial de trabajo a través de Zoom y nos ha dado muy buenos resultados”, explica el director.

 

¿Y el Sau-Sau, Tamuré y Ula Ula?

Para el baile proveniente de la Isla de Pascua ha sido más difícil la reconversión al mundo online. Se detuvieron todos los eventos de golpe. Aroti Polinesia es un grupo de chilenos que cultivan los bailes polinésicos, tales como Rapa Nui y Tahiti. Se juntan virtualmente todos los jueves para repasar los pasos, pero no han podido retomar sus presentaciones como grupo. Si tenemos que hacer una presentación, se tendrían que juntar todos sí o sí, porque lamentablemente, dependiendo de la velocidad del internet, es como te llega la coreografía”, explica Cristián Acuña, director de Aroti Polinesia. Según expresa, por ser bailes en grupo, sería imposible ver la coreografía sin desfase.

Sin embargo, la pandemia ha provocado una unión entre las compañías santiaguinas que se dedican a este tipo danza. Hay un apoyo mutuo en las actividades e intervenciones que realizan las academias, por esto, Acuña comenta que ha sido invitado a tocar en varias muestras. Por otro lado, se ha logrado una mayor promoción de los eventos polinésicos a través de las redes sociales y canales de YouTube.   

 

Y vueeeelta…

La cueca tradicional es un encuentro amoroso, un baile de pareja suelta que convoca y se comparte con muchas personas. Una invitación a bailar, un paseo agarrados del brazo, roces fugaces en los cambios de lado y por último, un remate zapateado. Ahora, estos pasos de baile pueden ser fuentes de contagio. Pensar en bailar una pieza de cueca brava y pasarse el pañuelo de boca en boca parece imposible.  

La academia Amigos de la Cueca ha tenido una situación compleja desde el estallido social, la cual se agudizó con la llegada de la pandemia. “Nosotros como academia estamos en pausa. Estamos muy respetuosos de la realidad porque la cueca la practican desde niños a adultos muy mayores. Es transversal”, explica Ramón Campos, director artístico de Amigos de la Cueca. Sin embargo la danza no para. Se han mantenido haciendo clases online para familias, empresas y bancos. Desde su punto de vista, el coronavirus ha traído la oportunidad de que las familias se reencuentren a través del baile. 

 

Por otro lado, hace algunos meses la academia realizó su propio campeonato de cueca, donde solo podían competir hermanos. Además, organizaron un cuecazo solidario. A pesar de todo esto, “lo que más extrañamos es el contacto directo con la gente”, comenta Campos. Para celebrar las fiestas patrias, Amigos de la Cueca participará en la “Living Fonda”, organizada por Mega y The Cow Company, el próximo domingo 20.