Pese al creciente apoyo de las generaciones más jóvenes en temáticas de diversidad, un 59% de la población surcoreana sigue oponiéndose al matrimonio igualitario en su país. Y aunque la práctica de romantizar relaciones gay en los medios se ha popularizado entre los fanáticos del K-pop—especialmente en el público femenino—el respeto por los artistas que son abiertamente queer sigue siendo escaso.

 Por: Pedro del Río Guerrero

Imagen: AFP-JIJI

Durante este año, el proceso de reconocimiento legal del matrimonio homosexual en Corea del Sur ha conseguido dar grandes avances. El 26 de abril, un grupo de legisladores presentó un proyecto de unión civil que buscaba extender el concepto de familia a más grupos que estuviesen viviendo en comunidad, como ancianos, amigos o parejas no casadas, con el propósito de facilitarles derechos de herencia, adopción, alojamiento y protección legal. Según Ryu Ho-jeong, representante y promotora de la propuesta, su objetivo era combatir el descenso de la tasa de natalidad a nivel país, siguiendo así el ejemplo impuesto por Francia en 1999.

Además, a finales de mayo, otro grupo de 13 legisladores presentó el primer proyecto de ley en pos del matrimonio igualitario a nivel nacional, siendo precedidos por la activista del Partido de la Justicia, Jang Hye-yeong. Pese a su inminente desaprobación en el Congreso, la medida fue pensada, en compañía de otras dos, para presionar al gobierno a extender el concepto de familia más allá de los criterios tradicionales, advocando así por otras temáticas como las uniones civiles y la fecundación in vitro para mujeres solteras.

Por su parte, el evento en honor al Pride en Seúl se celebró el pasado sábado 1 de julio, con un público estimado de 50 mil personas de la comunidad LGBTQ+ y sus aliados en el distrito de Euljiro. Pese a realizarse tradicionalmente en la plaza principal de la capital desde su instauración en el año 2000, el desfile se vio forzado a trasladarse debido a la intervención de una agrupación conservadora cristiana, la Fundación Cultural CTS, quienes reservaron aquel espacio para realizar un “concierto de recuperación juvenil” en esa misma fecha.

El alcalde de Seúl, Oh Se-hoon, defendió la decisión de priorizar los intereses de esta afiliación ya que apuntaba a “actividades juveniles” que guardaban relación con sus principios personales. Cabe mencionar que estos hechos a un año de que el político se refiriera al Pride de 2022 como un evento “indeseable”.

En términos generales, y según un estudio realizado entre febrero y mayo del 2023 por el instituto americano Pew Research Center, un 59% de los surcoreanos siguen oponiéndose al matrimonio igualitario en la actualidad, volviéndoles el quinto país—de los 24 investigados—en tener una mayoría para tal opción. Por el contrario, al dividir la muestra en base a factores como edad y género, se sustrajo que no sólo un 58% de los individuos a favor pertenecían al grupo etario entre los 18 y los 39 años, sino que también eran predominantemente mujeres, con un 47%.

Pero, ¿cómo se relaciona esta temática con el K-pop?

De acuerdo a un libro escrito por Kwon Jung-min para la Universidad de Iowa, titulado Straight Korean Female Fans and Their Gay Fantasies, el interés de las mujeres heterosexuales que consumen el contenido mediático surcoreano que ha cobrado popularidad en las últimas décadas—para ser más precisos, K-dramas y K-pop—guarda relación con la proyección de sus propios anhelos en la forma de estos romances gay estéticamente satisfactorios; los cuáles tienden a representar un estereotipo más feminizado de masculinidad.

El contexto de este fenómeno habría nacido a partir de la liberalización mediática que tuvo Corea del Sur en los años noventa, en donde ingresó a su escenario cultural una amplia gama de contenido transnacional con representación homosexual, desde la industria cinematográfica estadounidense hasta el denominado “gay boom” de Japón. Según sugiere la autora del libro, fue este deseo por implementar actitudes afines a un nuevo modelo de sociedad democrática lo que inspiró al público a buscar ejemplos de minorías sexuales, y que la asociación de la cultura gay con el notable consumo de estos productos no hizo más que afirmar este panorama.

“Un claro denominador es que las fanáticas de estos género consumen figuras masculinas gay que ellas mismas crearon en base a sus propias fantasías, no de los hombres gay del mundo real,” asegura la autora, agregando además que, pese a todo, estas fantasías ya empezaron a producir cambios en la sociedad que les rodea. Teoría que, según la data anteriormente mencionada, sí sería correcta—más no al nivel que uno querría.

Holland, el primer idol abiertamente gay en la industria del K-pop, debutó en 2018 con su single Neverland—proceso que tuvo que financiar sólo debido a la negatividad que recibió de las disqueras y compañías nacionales al oír su deseo de representar y advocar por su sexualidad de manera explícita en su música. El artista de 27 años se ha referido en múltiples ocasiones a las dificultades que vivió en su adolescencia, principalmente en sus últimos tres años de preparatoria, en donde fue víctima reiterada de abuso psicológico, físico y sexual sin ningún tipo de supervisión.

Según un reporte de la Escuela de Derecho de la Universidad de Yale, titulado ‘I Thought of Myself as Detective’: Neglecting the Rights of LGBT Youth in South Korean Schools, prácticas como el bullying y acoso, la falta de un soporte confidencial en asuntos de salud mental, la exclusión de programas escolares, y la discriminación en torno a su identidad de género, son preocupaciones comunes para los jóvenes LGBT de Corea del Sur, y no sólo por parte de los demás alumnos. “Sin protecciones claras, muchos estudiantes sufren en silencio y arriesgan su educación y salud en el proceso,” anunciaron, haciendo alusión a la falta de regulaciones políticas para combatir el fenómeno de la discriminación.

En una entrevista para promocionar su último sencillo, Number Boy, Holland habló sobre las diferencias entre la reacción coreana e internacional hacia su carrera, y cómo su apoyo nacional sigue siendo menor en comparación. “En términos de discriminación y prejuicios, puedo notar que son más abiertos (los extranjeros), y que hay fans que me apoyan porque son capaces de aceptarlo más,” admite el cantante.

Otro caso digno de mencionar es el del grupo LGBTQ+ Lionesses, quienes recibieron una notificación el pasado 16 de diciembre de 2022 por parte de la cadena radial surcoreana MBC, para comunicarles que su nuevo sencillo, It’s OKAY to Be Me (with Mi-no), no sería trasmitida por sus plataformas debido a su mensaje explícitamente homosexual. Sin embargo, y gracias a los reclamos de su fanaticada, la estación pidió disculpas y se retractó de su decisión cuatro días después.

A pesar de lo difícil que le resulta al trío de artistas definir cuánta de su fanaticada—quienes reciben el nombre de DEN—es nacional, el líder del grupo, Damjun, asegura que su público surcoreano es más grande de lo que imaginan sus compañeros. “Creo que es porque soy el único miembro que ha revelado su rostro,” asegura, aludiendo a las máscaras que portan sus colegas y a cómo él es el único que ha sido reconocido en las calles. Aun así, son más de 6 mil sus suscriptores en YouTube, de los cuales la mayoría son internacionales.

Sin embargo, y pese a las estadísticas, el grupo considera que el escenario nacional para la comunidad LGBTQ+ ha empeorado desde que Yoon Suk-yeol, el actual presidente conservador de Corea del Sur, asumiera su cargo en mayo del 2022. Según uno de los miembros, lo único que faltaría para empeorar la situación es que ser homosexual se volviera un delito carcelario.

Lo único que les causa consuelo es que, a través de su música, se han convertido en los exponentes y modelos que muchos jóvenes necesitaban ver en su mismo país—lujo que ellos mismos no tuvieron al crecer. “Puede que el mundo nos odie y que las cosas siempre puedan empeorar, pero no se rindan,” añade Malrang, el vocalista y maknae del grupo.