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El 52% de los usuarios del transporte público en Santiago son mujeres, de las cuales un 73% señala sentir miedo o preocupación a la hora de viajar. Debido a esto, ya son muchas las que están optando por opciones de transporte más caras por razones de seguridad, como taxis, Uber o aplicaciones similares. Pero ¿qué pasa cuando ni siquiera así se sienten seguras?
Por: Sofía Maldonado y Diego Sarralde
Este año el Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC) realizó la primera encuesta a nivel nacional de violencia sexual distintos ámbitos como callejero, laboral, educativo y ciberacoso. La encuesta reveló el poco reconocimiento que existen de este tipo de violencias y que son las mujeres quienes lo viven de mayor manera, pues un 64% de ellas ha sufrido por lo menos un tipo de acoso en el transcurso de su vida, en contraste al 25,7% de los hombres.
Según Valeria Rosales Pincetti, una psicóloga especializada en tratar a personas que han sufrido acoso o han sido víctima de abuso sexual. Los efectos que se pueden generar tras esto, van desde el miedo a seguir el mismo recorrido si se ha sufrido acoso callejero, hasta poder afectar a nivel anímico o sexual, si el abuso ha llegado a una categoría más preocupante. «Es una violación a los derechos humanos de la mujer, significa una pérdida a la vida privada y su libertad, ya no puede salir libremente a la calle», comenta.
Un estudio sobre la seguridad personal de las mujeres y el transporte público en tres ciudades de América Latina, Quito (Ecuador), Buenos Aires (Argentina) y Santiago (Chile), llamado «Ella se mueve segura», se obtuvo que un 73% de las mujeres que viajan en transporte público siente miedo o inseguridad. Es por esto que hoy en día muchas han comenzado a optar por transportes como Uber, Cabify o DiDi.
Durante los últimos años han salido iniciativas de transporte que buscan solucionar la necesidad de muchas mujeres de poder viajar seguras. Aplicaciones como She Drives Us o Pinkcar han tenido cortos y fallidos intentos en el mercado chileno, sin lograr tener éxito. Sin embargo, la llegada de UpGirl busca cambiar las cosas. Esta es una aplicación de transporte pensada sólo para mujeres y niños, que busca posicionar y expandir de manera colaborativa su idea de un medio de transporte seguro y sororo.
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Publicación de Instagram de UpGirl.
Kim Maturana, fundadora de la naciente empresa, dice que la idea nace a principios de este año y que rápidamente la puso en marcha. Su objetivo en esta tarea ha sido crear un espacio seguro para las mujeres que les permita viajar sin miedo.
“Se juntaron todas estas experiencias de miedo vividas que una está acostumbrada a normalizar, el mandar tu ubicación, sacar foto al conductor, la llamada falsa, fue ahí donde me pregunté ¿dónde y cómo nos podemos sentir seguras entonces?”, expresa Kim.
UpGirl tuvo que aplazar unos meses su estreno, que originalmente estaba previsto para las fiestas patrias, debido a la pandemia. Lo bueno es que, en paralelo a esta iniciativa, un grupo de mujeres de distintas partes de Santiago se organizó por redes sociales para hacerse cargo de esta necesidad.
El grupo recientemente bautizado como «Amikasa» es comandado por Paloma Rodríguez, una estudiante de cine que mientras buscaba una fuente laboral en medio de la pandemia, surgió con esta idea. Hoy en día cuentan con más de 25 conductoras repartidas en distintas zonas de la capital, que pueden apreciarse en este mapa.
Link a mapa interactivo con la distribución de las conductoras.
El hecho de que proyectos con un objetivo como el de UpGirl y el de Amikasa continúen apareciendo, a pesar de tener que competir con grandes empresas de la talla de Uber, Cabyfy o Beat. Deja en evidencia el grave problema de violencia que todas las mujeres enfrentan a diario al usar estos transportes. Sin embargo, a la vez es algo esperanzador para muchas para muchas de ellas que personas como Kim o Paloma sigan intentando lograr espacios seguros y de confianza para las mujeres.
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