La industria de la moda es hoy la responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global y del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por Antonia Zunino V.
El consumismo es el principal impulsor de contaminación al medio ambiente en manos de la industria textil. Esto es porque la industria responde a las preferencias de los consumidores que exigen cambios de moda en ciclos cada vez más cortos. La producción de ropa se duplicó entre el año 2000 y 2014. A este fenómeno se le denomina “moda rápida” o “fast fashion” y consiste en la renovación constante de las tendencias de moda en un corto período de tiempo.
Slow fashion
En el año 2010 surgió en Chile una contratendencia que vino a manifestarse en oposición al “fast fashion”, llamada “slow”. El término acuñado a propósito de “Slow Food”. Carola Moya es directora de Santiago Slow y de Circular, una asociación de consumidores especializada en temática de sustentabilidad. Moya señala que el “Slow” es cuestionar los procesos actuales de la industria de la moda y generar un nuevo estilo de vida.
En el último tiempo han surgido prácticas que pueden asumirse como “slow”; consumir materiales orgánicos y más naturales o ecológicos. Entre ellos se encuentran el ten, el biosel o el hormadal. También, se ha desarrollado la producción de prendas monomateriales, es decir, ropa producida con un solo componente; lo que facilita el reciclaje de esta.
Pedro Bulnes, director y fundador de REMBRE -una empresa que se dedica a facilitar el reciclaje de residuos- señala la importancia que tiene la monomaterialidad para el reciclaje.
En los últimos años, ha aumentado el número de tiendas de ropa usada en el país. Asimismo, se han creado páginas a través de redes sociales -como Instagram y Facebook- que se dedican exclusivamente a la venta de ropa reutilizada. Diversas plataformas online también han tomado protagonismo en la industria. Ejemplo de esto es Prilov y Feriaferio, dos aplicaciones que permiten a los usuarios vender las prendas que ya no usan de forma online.
