Aunque la UC lleva años promoviendo prácticas sustentables, no hay claridad si realmente son efectivas. Página 33 se contactó con la Dirección de Sustentabilidad, empresas colaboradoras, auxiliares de aseo y estudiantes para conocer cómo funciona el sistema de reciclaje universitario y cuáles son sus principales desafíos.

Por Danitza Cantillana y Estela Smith

Desde hace más de una década, la Pontificia Universidad Católica ha impulsado una serie de iniciativas para fomentar el cuidado ambiental dentro y fuera de sus campus, enfatizando en su compromiso con un mundo ecológico. La gestión de residuos es uno de los pilares de este esfuerzo.

La Dirección de Sustentabilidad es la encargada de la implementación y coordinación de dichas prácticas. Promueve una cultura ambiental responsable mediante campañas, capacitaciones y la instalación de infraestructura como puntos limpios y verdes, todo orientado a los miembros de la comunidad UC.

Sin embargo, más allá del diseño, surge una pregunta clave: ¿qué tan efectivo es el sistema en la práctica?

Así funciona el reciclaje en la UC

Sofía Miranda, coordinadora de Gestión en la Dirección de Sustentabilidad, explica que cada campus es responsable de su sistema de reciclaje, pero siempre se mantiene una estrecha coordinación con ellos, ya que son quienes organizan reuniones y estrategias comunes para toda la universidad.

La coordinadora agrega que en la UC existen dos tipos principales de infraestructura para reciclaje: los «puntos verdes de patio» y los «puntos limpios centrales«. Los primeros son basureros que permiten la separación inicial de residuos. Se dividen en plástico PET, vidrio, latas y un espacio de basura común. Están distribuidos en todos los campus, excepto en Villarrica, dado que, por la poca cantidad de basura reciclable, se entregan directamente a la municipalidad.

Los puntos limpios centrales son los contenedores que reciben los desechos ya clasificados en los puntos verdes patio, además de otros adicionales, como el cartón. Según Miranda, antes el cartón también estaba en las categorías de los puntos verdes, pero dado su volumen y dificultad de una correcta segregación, ahora se acopia solo en los puntos limpios centrales.

Desde la Dirección de Sustentabilidad declaran que las personas encargadas de retirar los residuos varían según el campus. En la sede de San Joaquín existe un equipo especial de la administración, mientras que en los demás campus es el personal de aseo quien traslada los desechos desde los puntos verdes hasta los puntos limpios centrales.

El reciclaje en la universidad no se limita a materiales inorgánicos, es decir, desechos que no provienen de organismos vivos y no se degradan de forma natural como el vidrio y plástico. En el campus San Joaquín, señaló Miranda, se desarrolla la iniciativa Vermicampus, un proyecto de compostaje que cuenta con diez camas de lombrices californianas las cuales procesan residuos orgánicos del casino, oficinas y algunos laboratorios. Esta iniciativa es operada por un grupo de estudiantes voluntarios y es supervisada por la Dirección de Sustentabilidad. El compost resultante se utiliza para enriquecer las áreas verdes del campus.

Además, agregó Miranda, otros residuos como ramas y pasto se recolectan en San Joaquín y Campus Oriente a través de labores de poda y se depositan en contenedores especiales para finalmente ser enviados a una empresa compostera. Sin embargo, este proceso enfrenta dificultades, ya que en ocasiones se arrojan residuos no orgánicos o materiales inadecuados que afectan la maquinaria de procesamiento.

Nuevas medidas sustentables: ¿qué ha cambiado en la UC?

Durante el último año, la UC ha implementado múltiples transformaciones en la gestión de residuos, desde cambios en las empresas colaboradoras hasta la diversificación de los materiales que reciclan. Dentro de estas, destaca la instalación de siete campanas moradas para residuos electrónicos en los campus de la Región Metropolitana: tres en San Joaquín, dos en Casa Central, una en Lo Contador y Campus Oriente. Estos aparatos son gestionados por la empresa Pañiwe.

Carlos Seitz, encargado de sustentabilidad en Pañiwe y responsable de la gestión de residuos electrónicos de las campanas moradas, detalló dicho proceso: Cada campana tiene un sensor de máxima capacidad. Cuando alcanza el 70%, se agenda automáticamente la fecha de retiro de los residuos.

Además, Seitz destacó que la coordinación con la universidad ha sido clara y eficiente, a pesar del poco tiempo que llevan manteniendo relaciones. Actualmente, se encuentran en etapa de observación ante cómo se comportan las campanas y cómo responde la universidad al nuevo sistema. La comunidad UC ha implementado adecuadamente el uso de esta herramienta y gracias a esto, de momento no han considerado implementar mejoras, agregó.

En cuanto a los residuos inorgánicos, actualmente todos los campus trabajan con la empresa Hope. En el 2023 comenzó solo en San Joaquín, pero el año pasado se extendió a todas las sedes de la universidad. Esta empresa se encarga de proveer puntos limpios de reciclaje y retirar los residuos a su disposición final.

Otro avance relevante fue la ampliación del punto limpio central de San Joaquín, que se encuentra ad portas de comenzar a operar. Esto permitirá incorporar nuevos materiales reciclables como plástico tipo 6 (P6) y plumavit. También, a fines de 2023 se renovó la infraestructura de los puntos verdes de patio, ahora fabricados en madera plástica, más resistente al clima y con altura ajustada para facilitar el retiro de residuos.

El desafío constante de la segregación adecuada de desechos

La correcta división entre los residuos sigue siendo uno de los principales obstáculos al momento de reciclar, mencionó Miranda. Muchas veces se depositan mal los desechos, lo que contamina los residuos reciclables que estaban botados adecuadamente. Esto obliga a desechar el contenedor en la basura común, a pesar de ser uno reciclable.

Desde la Dirección de Sustentabilidad aseguran que, tras conversar con diversas universidades tanto chilenas como extranjeras, se trata de un problema global. No obstante, reconocen que la responsabilidad recae también en la administración de los campus y en ellos mismos, dado que son los encargados de mantener una comunicación constante con la comunidad universitaria.

Para reducir este error, Miranda mencionó que desde la dirección implementan campañas e intervenciones con el fin de informar y educar a toda la comunidad, porque mantener una universidad sustentable no es tarea exclusiva de una unidad administrativa, sino que requiere el compromiso activo de toda la comunidad: estudiantes, funcionarios y académicos.

En el caso de los funcionarios, uno de los espacios de participación es el programa Oficina Verde: iniciativa donde, en conjunto con la Dirección de Sustentabilidad, las oficinas inscritas se comprometen con una serie de prácticas sustentables, incluyendo el reciclaje. Además, Miranda mencionó que les proporcionan contenedores para sus desechos y luego coordina su retiro para ser depositados en los puntos limpios centrales.

Sobre el compromiso del personal administrativo, Miranda comentó que en general están muy interesados en el tema y participan de los talleres activamente, incluso solicitando más iniciativas así.

El rol de los estudiantes y académicos también es clave: según la coordinadora de gestión de Dirección de Sustentabilidad, su principal responsabilidad es separar la basura adecuadamente en los puntos verdes del patio. Desde la dirección enfatizaron en el creciente interés ante iniciativas medioambientales. Destacaron que muchos estudiantes y docentes participan en investigaciones y proponen mejoras al sistema.

¿Qué opina la comunidad sobre el reciclaje UC?

Página 33 le preguntó a distintos miembros de la universidad su percepción respecto al funcionamiento y desafíos que enfrenta el sistema de reciclaje. Las opiniones fueros diversas, pero un punto en común fue la responsabilidad compartida en el proceso.

Felipe Acuña, administrativo de la biblioteca de Teología y capitán del escuadrón del programa Oficina Verde, comentó:

“Yo creo que se recicla bien, pero a veces no lo suficiente, porque es un esfuerzo que hay que recordarles constantemente a las personas. Lo que reciclamos nosotros lo derivamos bien, pero después no sé qué pasa con el resto. Podríamos hablar de un seguimiento, porque a veces se pierde la trazabilidad. De todas formas, veo que hay cosas que podrían reciclarse más, pero que se botan a la basura común. Aquí, al menos, tenemos bien delimitados los contenedores para latas, plásticos, vidrios y cartones”.

Desde el área de aseo, Tabita Pozo, encargada de la limpieza del patio de Teología, precisó:

“Nosotras solo tenemos que ver con la basura común. La retiramos, y el resto, como plástico y latas, lo recoge otra persona encargada de ese trabajo. Obviamente, todo se coloca en bolsas y ellos lo llevan a un lugar específico para reciclaje”.

José Tobar, encargado del personal de aseo del campus Lo Contador, añadió:

“Lo más importante es apoyarnos en que se haga un reciclaje efectivo y, como siempre he mencionado, evitar la contaminación. Por eso, cuando vean los puntos verdes, deberían intentar separar bien los materiales: cartón, plástico y papel. Creo que todos podemos aportar en eso”.

Dentro de las opiniones de los estudiantes, Nicolás Díaz, estudiante del campus San Joaquín, señaló:

“Me gusta el modelo de reciclaje de la UC, siento que es bastante visible cuando voy a botar mis residuos. Sin embargo, me gustaría que la universidad informara más sobre el proceso de reciclaje, como a dónde se derivan los desechos y qué sucede con ellos. También sería útil que se incentivara más este, tal vez con talleres o folletos informativos sobre el proceso”.

Desde el campus Casa Central, la estudiante Celeste Elgueta mencionó:

“Creo que el reciclaje funciona muy bien en la universidad, y lo que más valoro es la disponibilidad: siempre están ahí (los contenedores) para nosotros y se hace rápidamente. Es un buen servicio, que no es obligación de la universidad, pero está disponible para todos. Lo que me motiva a seguir reciclando es la conciencia ambiental, por ejemplo cuando veo todas esas impresiones que hago para la universidad, me da pena tener que botarlas. Siento que es mucho daño al medio ambiente, así que trato de compensarlo reciclando”.

Finalmente, sobre la crítica a que todo termina en la misma «bolsa», desde la Dirección de Sustentabilidad aclaran no haberla escuchado antes:

«Me imagino que esto ocurre en casos donde la segregación inicial de los residuos es muy mala. Si los residuos se mezclan mal, no se puede salvar el material y, lamentablemente, tiene que ir a la basura común, los rellenos sanitarios. Por eso es tan importante dividir correctamente. Si contamino el resto, todo el trabajo que hicieron otros se pierde. Eso podría ocurrir en algunas ocasiones, pero creo que son las menos”.

En camino a un reciclaje efectivo

Según cifras de la Dirección de Sustentabilidad, en 2022 se recuperaron más de 60 toneladas de residuos reciclables de los campus UC. Un avance significativo, pero aún falta camino para alcanzar una universidad plenamente sustentable.

La clave para lograr la meta está en una comunidad informada y comprometida, que reconoce su responsabilidad, principalmente al momento de reciclar sus desechos de manera adecuada en los puntos limpios.

En resumen:

  • Puntos limpios verdes (todos los campus)
    • Plástico PET
    • Vidrio
    • Latas
    • Basura común
  • Vernicampus (solo campus San Joaquín)
    • Residuos orgánicos del casino, oficinas y algunos laboratorios.
  • Poda (solo campus San Joaquín y Oriente)
    • Ramas
    • Pasto
  • Campanas moradas (solo campus de la Región Metropolitana)
    • Residuos electrónicos
  • Puntos limpios centrales (todos los campus)
    • Residuos de puntos limpios verdes
    • Poda
    • Cartón

A pesar de que la página no esté actualizada a la fecha, infórmate más sobre los talleres e iniciativas sustentables de la universidad en el sitio sustentable.uc.cl. También encontrarán allí un mapa con la ubicación de los puntos limpios y los materiales reciclables aceptados.

La sustentabilidad no termina en una bolsa, sino que comienza con cada elección que hacemos al desechar nuestros residuos.