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Con los hospitales colapsados y una alta ocupación de las camas UCI durante la pandemia, la prioridad para el país se centró en combatir el COVID-19, dejando en segundo plano otras atenciones médicas como aquellos a la espera de un trasplante de órgano, lo que creó nuevos desafíos en esta área.
Por: Constanza Álvarez y Catalina Ariztía
En Chile actualmente hay 2.386 personas a la espera de un trasplante de órgano por múltiples causas. Con la pandemia, se debieron cerrar varios programas de trasplantes debido a la alta ocupación hospitalaria. Aquellos que llevan meses, sino años esperando un donante debieron aplazar sus esperanzas de recibir un nuevo órgano.
Nuestro país ha demostrado que es capaz de mucho en materia de salud, lo cual se evidencia al ver las tasas de vacunación por el COVID-19, que llegan al 83,37% de la población objetiva vacunada. Sin embargo, el coronavirus tomó el protagonismo, no solo en el país, sino en todo el mundo. Mientras los trasplantes de órganos se estancaron en nuestro país, en otros las cifras se mantuvieron e incluso subieron. En 2019 se realizaron un total de 533 trasplantes, pero si se analizan las cifras de 2020 y 2021 es evidente el problema con 358 y 309 trasplantes respectivamente. Cabe preguntarse si realmente el Estado de Chile se ha preocupado en ver los mecanismos para impulsar las donaciones de órganos en nuestro país.
Si bien la falta de camas UCI fue la principal razón por la que disminuyó la cantidad de trasplantes realizados, existen otras razones para explicar esta baja. Y es que el actual modelo logístico dificulta la captación de potenciales donantes, ya que son enfermeras y técnicos en enfermería los que deben coordinar la recepción de los pacientes en las UCI, lo que causa que a la hora de asignar las camas se produzcan problemas de jerarquía dentro de los equipos médicos.
En cambio, Argentina y Brasil, los cuales se encontraban al mismo nivel que Chile, aplicaron el modelo Español para mejorar la captación de donantes. El cual, a diferencia del nuestro, se caracteriza por tener a doctores detrás de la logística, lo que le da una mayor posibilidad al potencial donante de acceder a una cama UCI, ya que la coordinación de su llegada se discute entre dos doctores, es decir, entre pares. Esto explica porqué estos países lograron subir en cuanto a sus tasas de donación de órganos.
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De acuerdo al Dr. Jorge Martínez de la Sociedad Chilena de Trasplantes existen otras maneras de potenciar las donaciones con el objetivo de aumentar el número de trasplantes anuales.
Como plantea el Dr. Martínez, es necesario un cambio de mentalidad transversal respecto a la donación de órganos, por una parte, tanto el Estado como los equipos médicos deberían cuestionar el modelo logístico actual y evaluar aumentar el número de camas de cuidados intensivos. Sumado a esto, la Dra. Andrea Alba del Hospital Pediátrico Calvo Mackenna establece que es necesario perfeccionar y centralizar los equipos de procuramiento, quienes son los encargados de recolectar los órganos para mejorar la eficiencia.
Por otra parte, ambos doctores coinciden en lo fundamental que es educar aún más a la población sobre la donación de órganos, ya que por desinformación sobre los procesos, cada vez hay menos donantes.
Si bien aún queda mucho por mejorar, la pandemia dejó varios aprendizajes para el futuro. La donación de órganos trae beneficios innumerables para la salud, desde mejorar la calidad de vida de aquellos que reciben un órgano, hasta la investigación para nuevos conocimientos en el área. Sin embargo, el mayor desafío que enfrentan las autoridades chilenas para mejorar en materia de trasplantes es comprender la importancia y consecuencias positivas que engloba este procedimiento. Solo así se podrán plantear cambios que le permitan al país innovar en beneficio de los chilenos.