El 11 de mayo de 1983, estudiantes de la UC se sumaron a la primera jornada de protesta nacional contra la dictadura. La participación de los universitarios fue clave para dar fuerza y cohesión a la manifestación de organizaciones laborales, gremios y otras agrupaciones ciudadanas. Las características de esa jornada fueron replicadas en todas las demás hasta 1986.

Autores: José Tomás Asenjo, Matías Lagos, Ariadna Medina y Sofía Preuss.

Edición: Raúl Esteban Santos.

A menos de 10 años del golpe de Estado, Chile estaba sumergido en una crisis económica profunda y creciente. Ya en 1982, se informaba que el país vivía la peor desde la Gran Depresión mundial de 1929. Factores externos e internos explicaban la grave situación. Por un lado, una recesión afectó a buena parte del mundo occidental entre julio de 1981 y noviembre de 1982, causada por una rigurosa política monetaria de parte de la Reserva Federal norteamericana y los bancos centrales de otros países industrializados para contener la presión inflacionaria. El impacto en Chile fue una fuerte contracción del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, que cayó 14,3% en 1982 respecto del año anterior y la inflación pasó de 9,5% anual en 1981 a 20,7% el año siguiente. Ante ese deterioro, el 14 de junio de 1982, el Gobierno devaluó el peso en 18%, con lo que se terminó la fijación artificial de la moneda nacional, vigente desde 1979, conocida como “el dólar a $39”, para intentar hacer más competitivas las exportaciones chilenas y así revertir el severo déficit en la balanza de pagos. Todo eso trajo consigo un alza en el desempleo oficial, de 12,7% en 1981 a 23,7% al año siguiente, aunque se estimaba que en realidad era superior a 30%.

La primera jornada de protesta nacional

En este contexto, el miércoles 11 de mayo de 1983 fue llevada a cabo la Primera Jornada de Protesta Nacional. La convocatoria realizada por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) no solo era a los mineros, sino a todos los chilenos: Días antes del paro se repartieron volantes, se pintaron mensajes en paredes particularmente en poblaciones, y se divulgó el llamado de la CTC en algunos de los pocos medios críticos del gobierno. Desde el golpe de Estado, la gran mayoría había permanecido en silencio.

Ese día, se estima en cientos de miles quienes salieron a las calles en todo el país a demostrar su malestar social. Los estudiantes de la UC no se quedaron atrás. Si bien la Federación de Estudiantes (FEUC) estaba liderada por los gremialistas –el presidente en 1982 fue Jaime Orpis  y en 1983,  Juan Jaime Díaz–, ya en esos años se empezaron a escuchar en los campus de la Universidad Católica las primeras exigencias de estudiantes opositores a la dictadura: el fin de la intervención militar en la institución –el rector delegado desde el 3 de octubre de 1973 hasta el 12 de marzo de 1985 fue el vicealmirante Jorge Swett Madge–, la elección directa de los representantes de la FEUC y los Centros de Alumnos, y una baja en el costo del arancel.

“Estudiantes a luchar por la unidad” se leía en el lienzo en la fachada del campus Oriente ese 11 de mayo. Más de mil alumnos se reunieron para discutir asuntos que hasta ese momento habían sido pocas veces expresados y compartidos.

Las imágenes y voces de los protagonistas

William Porath, secretario del Centro de Estudiantes de Periodismo UC en 1983

William Porath cuenta que el ambiente era de temor a comienzos de ese año, pero la primera protesta lo cambió y transformó en expectativa positiva. “Por fin podíamos hacer algo”, dice. Tras la protesta nacional de los mineros en mayo de 1983, surgió la iniciativa estudiantil de realizar protestas en sus campus. En el caso de la Universidad Católica, en el Campus Oriente. «Como los mineros llamaron a una protesta nacional, dijimos bueno nosotros hagamos un gran acto en Campus Oriente», dice William. «Las primeras protestas fueron en la universidad y ya la segunda o tercera fueron en el centro». 

Porath escribía en la revista Ventana junto a otros estudiantes en la Universidad Católica. «Sacamos cuatro números, uno por semestre», recuerda Wiliiam. 

Andrés Asenjo, presidente del Centro de Estudiantes de Periodismo UC en 1981

Andrés Asenjo entró a la carrera de Periodismo en 1980 y fue elegido como uno de los representantes de su generación. En ese momento el Centro de Alumnos, que no era elegido por una votación que considerara a todos los estudiantes, era gremialista. A finales de ese año, en las elecciones venció una nueva directiva estudiantil en la facultad, encabezada por él, que prometía cambiar los estatutos y asegurar votaciones democráticas.

Andrés Asenjo sostiene el lado izquierdo el cartel que dice «Chao Swett», en alusión al rector de la UC impuesto por el régimen militar. Andrés participó activamente en la movilización estudiantil y cuenta que en ese tiempo algunos estudiantes de periodismo eran expulsados de la universidad, otros eran detenidos por carabineros durante una tarde y algunos alumnos de otras carreras eran torturados por la Central Nacional de Informaciones (CNI).

José Grossi, presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía UC en 1983.

En 1982 entró a estudiar filosofía en la Universidad Católica. En su primer año de clases se produjo el secuestro y tortura de Marcela Palma Salamanca, secretaria del Centro de Alumnos de Filosofía. «No era que llegáramos a la universidad y por primera vez supiéramos que existía un movimiento democrático anti pinochetista», asegura. Sin embargo, admite que ese año, por primera vez, sufrió «la enorme agresividad de la dictadura».

José Grossi comenzó a ser dirigente estudiantil en el colegio. Como líder de alumnos de filosofía, cuenta que vivió todo ese proceso desde la «punta de la lanza», y destaca el trabajo interno del Centro de Alumnos por lograr cambios curriculares, nuevos cursos y la contratación de profesores extranjeros. Añade además que «en el 83′, con el primer llamado a protesta se produce el primer empate del movimiento interno con el movimiento nacional», refiriéndose al logro de igualar y sumar el trabajo por el cambio que habían liderado los estudiantes desde sus centros de educación superior con la movilización que se estaba produciendo a nivel nacional, reflejada en esa Primera Jornada de Protesta Nacional del 11 de mayo de 1983.

Sobre la preparación de aquella movilización del año 1983, no duda en normalizarla: «nos preparamos igual que pa (sic) todas las anteriores y nos preparamos igual que para todas las protestas posteriores (…) hicimos lo mismo que siempre». 

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